¿A qué edad se empiezan a introducir los alimentos sólidos en la vida del bebé?
Se recomienda empezar a introducir alimentos no antes de los cinco meses ni después de los seis. Los alimentos nuevos se introducen de uno en uno, con mucha paciencia, al principio de las comidas (cuando tienen más hambre) y es conveniente espaciar las tomas de diferentes alimentos 1 ó 2 semanas para detectar posibles alergias o intolerancias. Además al principio el instinto de succión todavía se mantiene y comer con cuchara es todo un reto. Entre los 6 y 12 meses todo es nuevo, cada mes vamos añadiendo, cambiando los alimentos y el bebé necesita tiempo para adaptarse a sabores y texturas. También tengo un taller dedicado especialmente a este momento.
Y si el bebé rechaza la comida, ¿hay que forzarlo o mejor posponer los cambios de hábitos alimenticios?
No hablaremos de forzar, sino de no desistir y tener mucha paciencia. No podemos obligar porque puede llegar a rechazar todos los alimentos, adquirir aversión a la comida, ya que asociará el acto de comer a algo incómodo que no le provoca placer. Tal vez no sea su momento, hay que ir probando. Si no acepta un alimento se puede probar otro del mismo grupo y al cabo de unos días volver a probar el primero. Yo soy de la opinión de no dejar de ofrecer un alimento por mucho que sepamos que no lo quiere. Debe saber que existe, que está ahí y que los papás lo comen. Hay muchas variables que pueden cambiar en una comida para hacerla diferente y que le guste, las presentaciones, la temperatura, las texturas (trozos, triturados), el tipo de cuchara, los platos, el ambiente familiar, la rutina de horarios, todo influye. Sentarse a la mesa con un bebé, es más, hacerle la comida implica todo un despliegue de creatividad por nuestra parte.
Lo que comemos de pequeños, ¿marca nuestra alimentación futura?
Por supuesto, los patrones alimenticios que recibimos de niños serán los que nos guiarán de mayores. Debemos educar a nuestros hijos en una alimentación sana y variada. Debemos hacer el esfuerzo de cambiar nuestros malos hábitos de adultos y darles las mejores pautas. Y más aún, darles incluso lo que a nosotros no nos gusta, ya que no somos nadie para no darles a comer cierto alimento porque nosotros no lo hagamos (si es saludable, me refiero). En definitiva los hijos se parecen a sus padres y en nosotros está el poder de educarlos de la mejor manera posible, también en cuanto a los hábitos alimentarios.
Caminamos hacia sociedades de obesos. ¿Qué hacemos para evitarlo?
La sociedad no ayuda demasiado. Existen multitud de alimentos poco saludables, dulces, chucherías, alimentos industriales, refrescos, embutidos, grasas... y cada vez se practica menos ejercicio físico. A partir de los 3 ó 4 años los niños empiezan a dejar claras sus preferencias. Si se dirigen hacia estas opciones menos saludables es momento de corregirlos, trabajando desde casa, con la educación en una alimentación sana y equilibrada acompañada de ejercicio físico diario. Deberían hacer cinco comidas al día, procurando comer de todo. Aumentar el consumo de fruta, verdura, pescado, legumbres, frutos secos. Moderar el consumo de carnes. Los hidratos de carbono, pan, pasta, cereales, patatas, son básicos y no deben faltar en cada comida. El mejor aceite es el de oliva y la mejor bebida el agua. Y por supuesto realizar actividad física cada día, caminar, subir escaleras, hacer algún tipo de deporte que le guste, actividades familiares activas. Y limitar el tiempo delante del televisor, ordenador, etc
¿Podrías desenmascarar alguno de los tópicos falsos sobre alimentación infantil?, ¿alguna falsa creencia?
No estoy segura, se me ocurre tal vez la excesiva preocupación de algunos padres respecto a la cantidad de comida que comen sus hijos. Entre un 10 y un 25% de los niños son llevados al pediatra con la preocupación de que no come suficiente, protesta, rechaza la comida, parece que no crece. Existen motivos reales de pérdida de apetito infantil, enfermedades, intolerancias, causas psicológicas. Pero la mayoría de las veces son errores en la dieta (cantidad o tipo de alimento), errores en nuestra conducta (castigos, súplicas, presión,...) o simplemente error en nuestra apreciación, pues come correctamente. En la mayoría de casos que los padres creen que no come suficiente, no existe ninguna enfermedad. En la mayoría de casos que rechazan comida, tienen el hambre acorde a su edad. Y en la mayoría de casos que parece más delgado o más bajo que los otros niños, su desarrollo es correcto para su edad. Conclusión: debemos fiarnos más del apetito de nuestros pequeños. Todavía saben escuchar a su cuerpo, no como nosotros, y cuando no quieren comer, es tan sencillo como que no tienen hambre o están malitos o simplemente tienen sueño.
Por tus talleres pasan decenas de madres cada año, ¿crees que la cultura alimenticia general es buena?, ¿te sorprende gratamente o negativamente lo informadas que acuden las madres a tus talleres?
Lamentablemente yo las veo muy perdidas pero por supuesto con muchas ganas de hacerlo lo mejor posible con su bebé. Es por ello que leen, se informan, hablan con otras mamás, aunque luego parece que necesitan a alguien profesional que les confirme lo que habían oído o leído. Sobretodo últimamente que por internet se encuentra de todo y no sabes de qué fiarte. Lo que es triste es que los pediatras sean tan escuetos en su información acerca de la alimentación de los bebés. Dan cuatro pautas básicas de cuándo dar fruta, verdura, carne, pescado pero no explican demasiado cómo hacerlo y por ello las mamás recurren a las abuelas, hermanas, amigas, grupos de maternidad, para sentirse seguras de que aquello que están haciendo lo están haciendo bien. El problema viene cuando el peque no quiere comer y la mamá piensa qué estoy haciendo mal? Y no está haciéndolo mal, sólo que no ha recibido la suficiente información como para sentirse segura en su modo de actuar.
¿Algún consejo más?
Mucha paciencia porque es un camino largo que hay que andar día a día. Y recomiendo que a partir del año los papás adapten sus horarios y menús a los del peque para disfrutar en familia de las comidas. El bebé aprende por imitación y lo mejor es poder comer toda la familia junta en la mesa y el mismo menú a ser posible. Y de paso los papás también ganarán en salud cuidando su alimentación.
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